Somos Sherpas. La responsabilidad del entrenador de formación.

Antes de empezar, creo que es conveniente recordar algo: en formación entrenamos jugadores, no equipos.

Dice Antonio Pérez Caínzos que los entrenadores de formación somos Sherpas.

Nosotros somos los que conocemos qué se necesita para sobrevivir en la alta montaña y, aunque en la llanura haga calor, sabemos que harán falta unos gruesos guantes y un piolet para lo que espera más adelante, cuatro mil metros más arriba. Y lo sabemos porque ya hemos estado allí, ya sea directa o indirectamente. Ellos hoy están en el valle, donde brilla el sol y tenemos que guiarlos a la élite, donde el clima es bien diferente. Nosotros somos los que tenemos que convencer al niño para que coja la bufanda aunque se muera de calor y no entienda por qué ha de hacerlo aquí y por qué ahora.

En ese análisis toca pensar qué herramientas y habilidades necesita el jugador y la jugadora para las exigencias del baloncesto senior, abandonando el cortoplacismo y enfocando esa meta como la principal: dotarlos de todos los recursos necesarios.

Es nuestra responsabilidad conocer que fundamentos, gestos técnicos y conocimiento táctico necesitará el jugador-niño para competir lo más arriba que su talento permita en unos años. Que competencias físicas y psicológicas son las necesarias para desenvolverse en su etapa senior, donde la exigencia en estos aspectos también es mucho mayor. Somos conscientes de las herramientas que, aunque hoy parezcan poco útiles, permitirán en el futuro que el jugador o jugadora se desenvuelva con éxito en cualquier ámbito, en cualquier circunstancia y bajo el paraguas que le toque en cada momento.

Si tenemos una niña mini que hoy es grande, le cuesta defender a toda pista y prefiere esperar atrás bajo el aro, es nuestra responsabilidad convencerla y entrenarla (ayudados de un prepa que trabaje su motricidad, por ejemplo) para que sea capaz de ocupar el mayor espacio defensivo posible. Mañana, en su etapa senior, será la alero de su equipo y tendrá que funcionar en esos registros.

La jugona que roba y finaliza sola cada vez, usando la mano derecha por ambos lados, debe entender que esa ventaja de hoy desaparece mañana y hemos de empujarla a usar ambas manos. Cuando más adelante se encuentre con jugadoras igual de rápidas que ella nos lo agradecerá.

¿Qué ocurre si el niño o la niña llega a una pared de hielo sin el piolet? ¿Si se encuentra en su etapa junior con carencias que le impiden avanzar? Que debe bajar de nuevo al llano para cogerlo (tecnificar en etapas donde su cerebro es menos permeable para aprender) y en ese impasse puede que los pocos espacios que existen en la élite los hayan ocupado aquellos jugadores que sí estaban preparados. ¿De quién es la responsabilidad? Del entrenador de formación, que debe poner SIEMPRE el desarrollo del jugador por delante del resultado del equipo.

Nuestra es la responsabilidad de no permitir que el niño suba desnudo y tenga que abandonar la ascensión a las primeras de cambio, con los primeras brisas heladas, por falta de medios y preparación. Porque cuanto más ligero de ropa vaya en las primeras etapas más éxito probable tendrá desenvolviéndose en la llanura, y eso resulta muy tentador para el entrenador cortoplacista de ego necesitado.

Para cerrar este post comparto este fantástico artículo publicado en El Club del Entrenador FEB firmado por David Carrasco, entrenador superior de baloncesto, al que no tengo el gusto de conocer pero que ha dignificado -y de que forma- en unos pocos párrafos nuestro trabajo diario.

El texto se comenta por si solo, así que no voy a añadir nada, solo referenciarlo aquí… bueno sí, una cosa… algunos me llaman loco cuando digo que no cambiaría entrenar en una cantera por entrenar un senior de una competición de nivel nacional, cuando digo que mi sueño no es ser entrenador de LF o ACB.. mi meta en el baloncesto es… ser el mejor entrenador de formación posible.

EL ENTRENADOR DE CANTERA

Por David Carrasco

No podemos comenzar este artículo, sin decir que para ser entrenador, es necesario conjugar un cúmulo de habilidades, que sin duda son difíciles de alcanzar por una persona que no tenga vocación deportiva. Ser entrenador de cantera es algo mucho más complicado, pues además de tener las habilidades necesarias inherentes a la persona, debes tener la formación académica adecuada que te haga ser un buen técnico del deporte de la canasta.

Por tanto, hablar del entrenador de cantera es una tarea muy complicada, porque no sólo tendríamos que ponernos de acuerdo con el perfil pedagógico y didáctico que debe tener la persona que desempeña esta labor, sino que habría que definir muy bien las habilidades psicológicas y sociológicas que deben conjugarse en esta persona.

Si a todo lo anterior le sumamos, que la materia prima con la que trabaja el entrenador de cantera, exige una responsabilidad máxima, superlativa, aún dificulta más el perfil de éste, no sólo por lo que comporta tratar con niños/as, sino porque con cada gesto que hagamos o propongamos, estaremos forjando una parte de sus cimientos como deportistas y como personas.

Por todo ello, no cabe otra conclusión, que la de afirmar con completa rotundidad, que entrenador de cantera, no puede ser cualquiera.

Si tuviésemos que dar una definición sobre lo que deber ser un entrenador de cantera, diría que éste debe ser, un educador, que utiliza el deporte de la canasta como un medio para llegar a su objetivo primordial, fundamental, que no es otro, que el de formar personas de manera integral.

Este formador, debe ser un maestro de la enseñanza deportiva del baloncesto, y debe dominar a la perfección, tanto los conocimientos técnicos, tácticos y físicos del deporte en cuestión, como las técnicas psicopedagógicas de cada uno de los estadios evolutivos que comporta las edades propias en las que se pertenece a una cantera, y basadas en modelos constructivistas, que hagan posible formar jugadores/as a la vez que personas.

El entrenador de cantera, es un modelo a seguir en todos y cada uno de los ámbitos que rodea al contexto deportivo-educativo, y para que este modelo sea eficaz en su labor, debe estar lo suficientemente formado para saber cómo actuar y comportarse en todo momento. Todo es importante (forma de hablar, la expresión verbal, la
indumentaria, los gestos, las actitudes…), porque no sólo enseñará baloncesto, sino que a la vez enseñará aspectos tan importantes para la vida, que a ese jugador/a, que ahora es un niño/a, le valdrá algún día cuando se enfrente a la vida fuera de las canchas.

Muchas veces, tenemos un concepto equivocado del entrenador de cantera y caemos en el gran error de poner a los entrenadores de menos experiencia con los más pequeños pensando, que por el mero hecho de ser los más pequeñines, comporta menos dificultad y por tanto lo puede llevar cualquiera.

Además, solemos utilizar esta expresión: “lo lleva …”, y es cierto, llevarlo, lo lleva cualquiera, pero entrenarlos y formarlos no lo puede hacer todo el mundo.

El equilibrio, es lo que debemos buscar en los momentos difíciles. En los momentos de elección de entrenadores, que suelen estar situados en el tiempo, a principios de temporada. Este equilibrio al que nos referimos, es lo que hace que diferenciemos a los entrenadores más nóveles, de aquellos que tienen más experiencia, y dentro de este grupo, cernir y diferenciar a los mejor formados de los más experimentados. El objetivo será, dar a cada uno el lugar que mejor se adecua a sus características, porque todos ellos pueden formar parte de nuestro grupo de entrenadores de cantera.

Con respecto a su práctica, el entrenador de cantera debe ser un especialista en la iniciación deportiva y debe tratar el baloncesto como una continuación de la formación psicomotriz del niño/a. Debemos pues, alejarnos de planteamientos tradicionales que basan su enseñanza en la técnica y orientan su práctica al modelo competitivo, especializando prematuramente a los jugadores/as y buscando como único objetivo el resultado.

Finalmente, no quisiera terminar este documento sin hacer referencia a lo que significa ser entrenador de cantera. Cuando trabajas para una de ellas, debes ser consciente que eres parte de una filosofía, inmersa en un modelo que tradicionalmente ha trabajado de la misma forma para conseguir unos ideales. Que eres parte importante de un proyecto y que tanto por encima de ti, como por debajo, hay personas sobre las que tu trabajo influye o influirá. Que formas parte de un engranaje, en el cual eres una pieza que debe funcionar de la mejor manera posible para que todo fluya con normalidad. Que te debes a unos colores o a un nombre… Que probablemente representes a todo un club, pueblo o ciudad y que por tanto debes dar ejemplo, respetarlo y hacer que lo respeten.

Y por último, debes ser consciente y nunca olvidar, que todos los jugadores/as de cantera saben que tienen un primer equipo esperándoles y han puesto todas sus expectativas en ti para que les ayudes a llegar. Tu misión en este caso, es poner todo de tu parte para que lo consigan y por supuesto, hacerles ver que no todos llegan, obviamente, y que por tanto, deben aprender que hay más opciones.

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1 Response

  1. Jhony dice:

    Excelente artículo .. estoy de acuerdo en todo su planteamiento.

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