Viva el caos. Lecciones de JL Alderete que debemos aplicar al minibasket.

Tenía muchas ganas de escribir esta entrada del blog. Tengo la suerte de tener a José Luís Alderete, un referente y algo disruptivo entrenador de minibasket y baloncesto de formación, escritor, pensador y excelso conversador, entre la fauna de entrenadores de un muy selecto y nutritivo grupo de WhatsApp donde desgranamos diariamente las realidades de nuestros ecosistemas. Discutimos, debatimos, nos reímos mucho y hasta alguna vez nos ponemos de acuerdo, llegando a soluciones comunes para nuestras realidades particulares.

A raíz de la segunda escucha de su charla con Quim Gómez en su fantástico Podcast ‘Soulbasket. El alma del juego’ me he dado cuenta la cantidad de cosas que comparto con Alderete en la concepción del juego y la enseñanza de baloncesto en las primeras etapas formativas.

Te dejo aquí el enlace al episodio para que le des una escuchada atenta:

El Alma del Juego by Soul Basketball

Estos son los conceptos, ideas, reflexiones, filosofía… desgranadas en el audio en las que estoy completamente de acuerdo con Alderete y que yo aplico a mi realidad diaria… a veces con matices.
Entrecomilladas, las reflexiones de José Luís, en azul mis comentarios al respecto.

La actitud es siempre importantísima.
“La recepción es una actitud. Si tú quieres recibir un balón, lo recibes siempre. Si quieres botar un balón y no sabes botar, te lo van a quitar, sin embargo un jugador que no tenga idea de baloncesto pero que tenga cara y quiera recibir el balón, lo recibe. Por encima de muchos aspectos técnicos debe estar la actitud. Primero desarrollamos la actitud y después introducimos aspectos técnicos. Veo jugadores que hacen bien cosas, pero no las hacen con la actitud y la chispa requerida para un juego tan rápido como es el baloncesto.”

Todos hemos tenido ese jugador indolente, ‘pausado’, que no se tira al suelo jamás, que los balones divididos le pasan al lado como al que le sopla la brisa ligera por las mañanas… ese jugador con 8 años es así y con 18 será mucho mejor técnicamente, pero seguirá siendo indolente. Después tenemos el jugador agresivo con balón y sin el, eléctrico, decidido, con una actitud que nos enciende a nosotros y activa a sus compañeros. Entre ambos está la intendencia actitudinal, jugadores y jugadoras a los que podemos inyectarles ese extra de ganas, de tensión, de actitud. Para ello tenemos tareas competitivas y mucho refuerzos positivo. Si hacemos que compitan en cada ejercicio, encenderemos la llama. Si ellos ven que es importante para nosotros y lo premiamos, pasará a ser importante para ellos, encenderemos la llama. En nuestra mano está encenderla y mantenerla activa.

El baloncesto es un deporte antinatural.
“El baloncesto está plagado de aspectos técnicos que dificultan la ejecución natural de los movimientos. Golpear un balón de vóley, chutar un balón de fútbol o botar un balón como lo hace un jugador de balonmano, totalmente erguido, son gestos más naturales que el lanzamiento a canasta o el bote flexionado.”

Por eso necesitamos espacios de trabajo analítico en las primeras etapas formativas, porque tenemos que introducir gestos en los registros motrices del niño que no se adoptan de manera natural. La mielina ha de hacer su trabajo a la edad que le corresponde hacerlo. Nadie, de manera natural, coge un balón por vez primera y lo coloca sobre la palma de su mano dominante, en perpendicular sobre el codo y con el húmero paralelo al suelo, en un ángulo de 90º con respecto a la mano de tiro, el codo alineado con el aro y las piernas flexionadas… lanzando el balón en extensión, rodando sobre si mismo y dejando la mano y el brazo extendidos hacia el aro en resonancia. Dominar este gesto necesita de una ingente cantidad de trabajo analítico. Como desbloquear la muñeca para el dribling o pasar con una mano tras bote.

El baloncesto es un deporte individual que se juega en equipo.
“El baloncesto es un deporte en donde la individualidad está por encima del grupo, aunque el grupo sea importante. Es un deporte de equipo donde el individuo es parte fundamental del juego. Un solo jugador puede rebotear y anotar canasta, cada vez.”

Desde que empezamos el trabajo de superioridades en 2c1 tenemos que convencer al niño de que lo primero es atacar el aro y que, mientras su defensor no esté totalmente delante, su obligación es meter canasta. Es cuando aparece la defensa, en caso de no poder rebasarla, una vez fijada esta… tocará asociarse con pase. Pero el objetivo primero del juego, y por lo tanto del jugador, debe ser anotar.

La mal llamada defensa.
“No sé porque se llama defensa. El objetivo básico es recuperar el balón. No vale con que tire mal o pierda el balón, hay que recuperar la bola. El niño debe tener en la cabeza una fijación absoluta en que si no tiene el balón tiene que recuperarlo cuanto antes. Quiero niños a los que les cueste defender, así el grupo tiene que responder a los desajustes defensivos. te superan, recupera. Los cinco jugadores están pendientes de la recuperación del balón. Desarrolla habilidades, intuiciones, utiliza faltas. Ataca.”

Básico. Aunque yo sí que creo que defendemos para provocar que el ataque cometa un error y así recuperar el balón, pero es cierto que la intención de los cinco jugadores en pista debe ser tener el balón para poder atacar, no esperar a que el rival se lo entregue por un mal pase, un mal bote o un fallo en el tiro. Con esto en la cabeza crecerá la agresividad global del equipo en toda la pista.

Pensar vs ejecutar.
“Un niño no tiene que pensar cuando juega, es un ejecutor. Nosotros tenemos que darles herramientas para ejecutar. Si tienes el balón tienes que ir al aro, si no lo tienes, tienes que ir a por el. Cuanto más piensen, peor les va a ir en junior.”

Castigar con el balón cada vez, no pararse. Ya tendrán tiempo de pensar cuando lleguen los movimientos reglados en el futuro. El minibasket es el periodo formativo para arrancar hacia el aro sin más reflexión ni pausa y tratar de resolver técnica y tácticamente lo que van encontrando en el camino a la canasta.

El niño tiene que estar metiéndose en problemas.
“Odio a los entrenadores que dicen ‘Hazlo fácil’. Si lo hace fácil no va a aprender. En cuantos más problemas se meta un niño, mejor. Es lo contrario de hacerlo sencillo.”

Es una extensión de lo anterior. Si siempre arranco hacia adelante, sin lectura o casi sin ella, me meteré en líos que aprenderé a resolver. Y sí, claro que tenemos que enseñar al jugador con balón a leer el juego y las situaciones variadas y aleatorias que este contiene… y 6 años de canasta grande para ir conduciéndolos y tutorizándolos en esa parte del aprendizaje.

Los padres son importantes, pero no hay que hablar con ellos.
“Los padres son el segundo pilar más importante, después de los jugadores. Hay entrenadores que después de los partidos salen a dar una rueda de prensa a los papás. No hablar con los padres de baloncesto. A los padres hay que educarlos.”

Estoy de acuerdo con esto, con los padres no hablamos de baloncesto. En qué equipo está su hijo, cuántos minutos juega, cuál es su rol… Hablamos de cuestiones socio-afectivas que impliquen a sus hijos en su relación con el propio baloncesto, sus compañeros o el entorno de su equipo. Tenemos una posición donde podemos detectar cambios de comportamiento, cambios de actitudes o carácter, que señalen problemas y en esto podemos ayudar mucho a sus padres.

Entreno estático para la mejora de los gestos.
“Si yo veo que hay un jugador que no bota de forma adecuada utilizo ejercicios estáticos analíticos tradicionales para poder mejorar esto.”

No demonizar el trabajo analítico. Los gestos técnicos básicos se introducen y se mejoran con la repetición primero y la contextualización y variabilidad de las tareas donde vamos a usarlos después.
La primera fase del aprendizaje es la coordinativa y de control interno. Entrenamiento analítico para dominio del gesto. No hay toma de decisión. Que el jugador haga suyo el fundamento.

Uno contra uno como estructura de juego.
“¿Para qué voy a invertir el balón si con el uno contra uno puedo generar siempre una ventaja? El tiro se genera por espacio pero la entrada a canasta se genera con contacto.”

El uno contra uno debe ser la base de todo el juego de ataque en minibasket. En vez del habitual pasar y cortar, el estilo de juego debería ser dividir buscando la canasta y doblar después si no se tiene éxito en la penetración. A partir del 1c1 del jugador con balón enseñamos el spacing adecuado de los demás implicados en el ataque. De una ventaja podemos conseguir la siguiente.
Siempre les digo cuando pasan un balón sin atacar el aro antes que si tú estás a 4m del aro, con tu defensor delante y el compañero al que has pasado está a 4m del aro con su defensor delante, no hemos ganado nada y hemos perdido tiempo (y el tiempo defiende).
Y el contacto, siempre, en ataque y en defensa, por supuesto. Si no alentamos al contacto permanente es mejor que entrenemos voley.

El niño tiene que ser egoísta.
“Hasta que un niño sabe que algo es suyo no puede compartir. Tiene que hacer suyo el balón, tiene que ser capaz de ser egoísta jugando. Posiblemente no sea la actitud formativa que tenemos que perseguir, pero cuando educas a niños a jugar un baloncesto que no les compete, pasan a ser no egoístas y nunca van a ser capaz de asumir una responsabilidad. No puedes crear un equipo, tienes que crear cinco niños que se la quieran jugar, que estén deseando tener el balón en las manos, que cuando les llegue el balón generen cosas, que produzcan.”

En minibasket tenemos que fomentar esto. Crear jugadores agresivos y verticales. Además con esta actitud mejorarán el bote, las finalizaciones en su afán de llegar al aro y el pase en situaciones incómodas y reales de juego cuando la defensa consiga frenarlos.

Al niño no hay que cuidarle, hay que educarle y formarle.
“Desconfiamos mucho de nuestros jugadores. Intentamos cuidarles porque creemos que no tienen talento. Si al niño le quitan el balón cada dos por tres, tendremos que enseñarle a mejorar el bote. Si le decimos que pase para que no se lo quiten, no le estamos formando. Lo más importante es la formación del niño.”

Veo muchos equipos donde un jugador se encarga de subir el balón, un jugador se encarga de sacar, otro de recibir… siempre los mismos y siempre dirigido desde el banquillo. Si estamos formando tenemos que fomentar que el niño que robe el balón, o que rebotee, sea el que bote en velocidad al ataque, que el niño que está más cerca de la banda sea el que saque y el más cerca de este el que reciba, que todos hagan de todo, tengan el éxito que tengan en la ejecución, es la única manera de que mejoren, que es nuestro primer y último objetivo.

Los errores no te enseñan nada.
“La única posibilidad que tienes de que un error te enseñe algo es que lo vuelvas a intentar, y la siguiente vez será diferente. Así creamos herramientas.”

Los fallos son de ejecución, los errores de decisión. Es en el error el que nos lleva a intentar resolver de una forma diferente la misma situación cuando se nos plantee de nuevo. Como dice Alderete, esto crea nuevas herramientas o nuevas formas de aplicar las herramientas conocidas.

No se juega para divertirte.
“Es importantísima la repetición. Tú no puedes venir aquí a divertirte, el baloncesto no es diversión. Tienes que aprender a disfrutar, con el sudor, con el esfuerzo, con el cansancio, con el ‘no puedo más’, con el deseo y la capacidad de mejora.”

Es raro cuando se verbaliza, parece que va en contra del fin primero de nuestra labor con los más pequeños, pero todos los procesos formativos tienen momentos que no son divertidos y no podemos empeñarnos en que lo sean, no pasa nada. El jugador es feliz en la mejora. Son pequeños, pero inteligentes, si hoy hacen mejor algo que ayer no les salía, si hoy su entrenador les felicita por resolver esa situación que la semana pasada no entendía, va a venir siempre a entrenar con ganas y actitud positiva, porque mejorar en lo que más le gusta es el mayor de los divertimentos.

Si no botas, no eres autónomo.
“El pase no está por encima del bote en categorías de formación. El bote es lo que te permite moverte libremente por el campo.”

El juego de pases es un ideal que no existe en minibasket. Por fuerza y técnica es imposible llegar a campo de ataque, o resolver una vez allí una situación de ataque, solo con pases. Una vez concienciados como entrenadores de esto, tenemos que darles herramientas para hacer del bote un elemento que haga el juego fluído, mejorando todos los aspectos relacionados (velocidad, desbloqueo de muñeca, cambios de mano…) para evitar que ‘maten’ en bote una vez hayan echado el balón al suelo.

El riesgo y el caos como mejora.
“Poner a prueba a los niños siempre, metiéndolos en problemas, si no no se mejora. No nos estamos jugando la casa, los ahorros o la salud, solo es un aprendizaje deportivo, por eso hay que arriesgar como medio para mejorar.”

Empujar a los niños y a las niñas que entrenamos a hacer, nunca a no hacer. Y después vendrán todas las situaciones naturalmente generadas o provocadas por nosotros, que tendrán que resolver y en esta dinámica de resolución de problemas, mejorar como jugadores.


Si queréis saber más de la filosofía de este maestro del baloncesto de formación comprad su último libro, os aseguro que es toda una experiencia leerlo. Podréis estar más o menos de acuerdo, pero no os dejará indiferentes. Alderete escribe desde el barro y para el barro.

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